Vivencias y significados de la educación ambiental desde la perspectiva de los alumnos de las instituciones educativas "santa magdalena Sofia" y "Karl Weiss", de la provincia de Chiclayo 2014
Date
2016Metadata
Show full item recordAbstract
Hoy más que nunca corre un nuevo viento en cuanto a educación ambiental
se refiere en nuestro país. Antes el conocimiento ambiental era privilegiado e
impartido en determinados círculos cerrados y elitistas. El esfuerzo de las
organizaciones comprometidas con la educación ambiental se diluía en el
inmenso mar de la población peruana. El nuevo siglo nos trae la posibilidad de
que el pueblo peruano accede a desarrollar y proteger su medio ambiente a
través de la masificación de la educación ambiental.
Las políticas educativas se orientan a dos grandes objetivos para atender las
necesidades de su sociedad, la cobertura y la calidad. En nuestro país, hemos
logrado niveles aceptables de cobertura y lamentables de calidad. Desde nuestro
punto de vista, la calidad de la educación peruana es deficiente por dos
problemas claves. El primero, no aborda estratégicamente la formación personal,
no piensa en diseñar un perfil de ciudadano peruano para los próximos años y
reduce su actuar a tratar de “¡lustrar” a la persona, sea desde las matemáticas
hasta los buenos modales, independiente que ello le sirva para un actuar
deshonesto excluyente. En segundo lugar, se encuentra atrapada en una maraña
de problemas vinculados, fundamentalmente, a la calidad de su gestión. La
gestión educativa es el saber ejecutar la responsabilidad de organizar y dirigir los
centros educativos, de organizar y dirigir a los docentes. Sin embargo, y quizás
con mucha razón, a pesar de su importancia, ella ocupa menos espacio de
discusión que los dedicados a la calidad de la enseñanza de las matemáticas o el
lenguaje debido, ya que, a pesar de la maraña, los maestros quieren enseñar.
Para ellos, dedicaremos algunas reflexiones sobre la necesidad de la Educación
Ambiental en el proceso educativo nacional.
Desde mi punto de vista, el primer paso a dar es relacionar los objetivos de
la educación nacional con los de la Educación Ambiental para definir una
orientación sobre su desarrollo. El objetivo principal de la educación es
CONTRIBUIR a formar mayoritariamente buenas personas. Las buenas personas
se forman en el hogar. La educación formal peruana, en sus diversos niveles,
debe contribuir y/o asumir, este mismo objetivo. Una buena persona está
sustentada en los valores que guían su proceder, y ella puede tener más o menos
conocimientos.
La educación peruana, entonces, es responsable actualmente de haber
contribuido en la formación de ciudadanos que se reconocen mayoritariamente
trabajadores, pero deshonestos. De ciudadanos que se reconocen amables con el
foráneo y emprendedores pero autoritarios, intolerantes, racistas o “achorados”.
La educación nacional, concebida como el proceso formativo de ciudadanos
para una sociedad nacional, para la sociedad peruana, es decir, para formar parte
de un grupo humano integrado, con valores compartidos y un proyecto en común,
debe ser rediseñada. Nuestro deber y el de la educación nacional es elevar la
calidad del pensamiento de nuestra población, desarrollar su potencial saludable,
atender la sed de ideales y valores hacia el bienestar colectivo que es inherente al
ser humano. Debemos dar prioridad a la educación como proceso formativo de
una cultura personal, donde las taras de la corrupción, de la exclusión, y del
autoritarismo hayan sido desterradas. La educación es responsable de enseñarle
al niño, al joven o al adulto a conocerse a sí mismo y a conocer su entorno, a
reconocerse en los otros y en la naturaleza, a reconocer que su autonomía es
también interrelación, y en este proceso educativo crear un hombre nuevo.
Es aquí donde la educación ambiental nos permite abrir un espacio
importantísimo para vincular el proceso educativo tradicional a la reflexión del
educando con su entorno. Un espacio que nos permita dialogar con él sobre su
visión del mundo, sobre su visión de la naturaleza, de su relación con otros seres,
incluyendo sus congéneres humanos, aunque parezca algo obvio. Un espacio que
nos ayude a introducirlo en las nuevas temáticas universales del valor de la
diversidad o a encontrarse con los pensamientos ancestrales que vinculan la
energía que mueve al hombre con la energía presente en la naturaleza y revisar
con él los conceptos de la nueva física y la biología que nos enseñan que todos
somos uno y que más que buscar diferencias en la naturaleza la idea es
reconocer la unidad del universo.
Es decir, la educación ambiental abre una puerta que el maestro ávido de
participar en la formación de ese ser que es su alumno, puede abrir para ingresar
a un espacio formativo que nuestra sociedad reclama a gritos. Nos referimos a
formar ciudadanos que contribuyan a lograr que su sociedad sea armónica en sus
relaciones internas y hacia su entorno. Espacio que quizás en algún momento
intentó ser la educación cívica, hoy convertida en un curso hueco y despreciado.
En los países en desarrollo, los años de atraso originan el facilismo de la
copia de propuestas educativas, posición que no es necesariamente incorrecta,
pero los resultados serán mejores si buscamos aprender de ellas para desarrollar
propuestas propias desde una posición enriquecedora.
La educación ambiental, además de ser una materia indispensable a
incorporar en la visión humanista del alumno, es al mismo tiempo, una estrategia
para comprometer al joven país. Porque, todos lo sabemos, nadie quiere lo que
no conoce.
Si sólo a través de la educación se logra el desarrollo de un país, el principal
objetivo de la educación peruana debe ser el formar líderes que demuestren su
peruanidad en la única forma que nos enseñó Basadre, amar al Perú sintiendo su
cuidado y futuro, como un deber personal.
La Educación Ambiental, repetimos, es indispensable entonces, como un
medio para vincular al joven con su país, pero, por otro lado, es indispensable por
una razón generacional, la preservación del planeta, frase que no tiene nada de
exagerada. Es a través de estos dos objetivos que debemos formular el perfil de
competencias y valores que la educación ambiental nacional, debe proveer.
Collections
- Chiclayo [236]