Impulsividad en adolescentes de familias disfuncionales: Una revisión de la literatura científica en el periodo 2019 -2024
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2024Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
En los últimos años, la impulsividad en los adolescentes ha surgido como una
preocupación de gran importancia, requiriendo una exploración profunda, debido a su
impacto en la salud y bienestar de esta población juvenil para comprender y abordar
los desafíos de los jóvenes en este aspecto de su desarrollo. La Organización Mundial
de la Salud (OMS, 2021) indica que el 13% de los adolescentes con las edades de 10
a 19 años presentan impulsividad debido a los desafíos en su desarrollo, siendo
especialmente vulnerables a problemas de salud mental y emocional debido a los
cambios físicos, emocionales y sociales, así como a factores como problemas
socioeconómicos y de violencia, lo que puede dar lugar a problemas adicionales como
la exclusión social, discriminación y la mala salud física.
La impulsividad en adolescentes latinoamericanos es una preocupación
importante para su bienestar mental y emocional, según Aponte y Moreta (2023) en
Ecuador manifiestan que el 40.5% de adolescentes con niveles moderados de
impulsividad puede estar asociada al posible consumo de alcohol y dificultades
emocionales. Esta tendencia es más recurrente en hombres, quienes tienden a
presentar niveles más elevados de impulsividad y un mayor consumo de alcohol en
comparación con las mujeres. Esto podría deberse a diversos factores, como la
disponibilidad de alcohol, la presión del grupo, la falta de alternativas a actividades,
toma de decisiones apresurada y la combinación de factores biológicos, psicológicos,
sociales y culturales.
Del mismo modo Negrete, et al. (2023) en México, indican que el 45.7% de
los adolescentes con niveles de impulsividad están expuestos a un ambiente familiar
violento, así llevándolos a preferir el tomar atajos con recompensas inmediatas y de
menor esfuerzo. Así la violencia en el hogar puede influir en el desarrollo de la
impulsividad afectando la forma de la valoración del esfuerzo, la toma de decisiones
y el autocontrol en los adolescentes afectados por este tipo de violencia.
En el Perú, Sosa et al. (2023) refieren que más del 80% de adolescentes
presentan rasgos de impulsividad en niveles de promedio a alto, caracterizado por la
tendencia a dejarse llevar por sus impulsos y emociones, siendo irracional,
temperamental y sin planeación ante sus decisiones, estas acciones altera el estado
de convivencia escolar, a sus habilidades de resolución de conflictos, a su
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comunicación asertiva y baja autorregulación, lo que obstaculiza la adquisición de
esquemas normativos, habilidades y competencias sociales. A su vez, rescatan que
los adolescentes a menudo minimizan las posibles repercusiones de sus decisiones,
lo que los lleva a participar en actividades arriesgadas e incluso perjudiciales para su
bienestar. Esta tendencia se convierte en un elemento de riesgo para desarrollar una
serie de problemas psicológicos, entre los que se incluyen el inicio del consumo de
drogas, comportamientos antisociales y delictivos, así como problemas de ansiedad
y depresión.
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